domingo, 17 de agosto de 2008

La Base 10 hombres y 1000 huevos . . .




La Base dio otra muestra de su enormidad. Porque se sobrepuso a la expulsión de Sebastian Bono. Porque absorbió el puñetazo a la mandíbula y porque, increíblemente, resucitó desde el lugar de donde pocos vuelven. Volvió el xeneise con su orgullo inmortal y volvieron todos para dejar la vida en cada pelota. La defensa fue cirujano y carnicero, Uribe corrió dos maratones y Castillo... Bueno, Castillo se recibió de grande en el momento en el que la pelota superó con suspenso la última estirada y fue el 2 a 1.


Se disfrutó el doble porque fue una tarde de esas bien negras, en las que La Base coqueteó peligrosamente con perder en manos de un equipo tan complicado futbolísticamente como escaso de alma. Eso fue La Calle, un estafador que prometió la gloria y se fue envuelto en esas tibias nieblas que no le dejan ver la salida al fútbol callejero.


El xeneise tuvo un espíritu indomable por encima de todas las cuestiones tácticas en las que había sido superado, el equipo abusó de los pelotazos . Su único refugio de talento fue el botín derecho de Julian Castillo, y Fogliati entró en el momento justo para aplicar una transfusión de fútbol. Cuando faltaban 4 minutos para el cierre y el partido estaba 1 a 1 se produjo el contagio y la pelota termino en la red.


No fue una final, aunque lo pareció. Por lo que había en juego. Por ese 2-1 que quedará en la historia. Por el festejo interminable de todos. La Base está viva en el torneo y desato la locura. Este equipo interminable escribió con ¡Huevos! otra página de leyenda. Como para que festejen sus hinchas. Como para que los demás la lean.