De Galera, además, exhibió una correctísima tarea en conjunto, algo que deja en claro que el equipo dirigido por Sebastian Pérez no depende de lo que hagan algunos de sus hombres.
En contrapartida, La Base se mostró como un equipo vacío, tanto de ideas como de espíritu. Si bien el equipo de la avenida se volvió con tres goles en contra, el retorno pudo ser mucho peor, si De Galera no levantaba el pie del acelerador.
Sin embargo, el comienzo del juego no hacía pensar que el mismo finalizaría de esa manera, ya que La Base se hizo dueño de la pelota y, sin mucho esfuerzo, jugó en el terreno contrario.
El partido como tal se terminó a los 13 minutos, cuando Juan Quiñones, dejo pagando a los centrales auriazules y remato sin ángulo al segundo palo, puso el 1-0 en favor de los Magos, todo lo que sucedió de allí en adelante tuvo como dueño a los jugadores rivales.
La Base fue lucha en la mitad de la cancha para recuperar la pelota, y prolijidad y precisión para trasladar el balón hacia tres cuartos de cancha, pero allí, el equipo dirigido por la dupla técnica, no tenía claridad y perdía muy fácil el balón.
Por eso no extrañó que De Galera borrara de la cancha a su rival, un rival que ni siquiera tuvo una reacción anímica después del gol, para colmo Nitti no podía mas y a la cancha la carta de gol (Scali) sin embargo, se desgarra a los 10 segundos, Orlando se calza la nueve y se para adelante, Boz se retrazo de 5.
La única para el conjunto xeneixe fue un gran zurdazo de Sebastian Bono que paso cerca del segundo palo.
Cuando el árbitro señaló el final de la primera parte quedó flotando la sensación, de que uno de esos raros milagros que suelen darse en el fútbol podría cambiar la historia.
Y ese milagro no sucedió. De Galera cedió campo y pelota, pero no sufrió nunca.
El comienzo del complemento no pudo ser peor para La Base, ya que apenas pasado los primeros minutos el rival puso el 2 a 0, otra vez mediante Quiñones. La jugada se gestó en un error de Marchetti, que se pasó de largo cuando fue a cubrir un pelotazo al área, el delantero le ganó la posición y sobre la línea de fondo metió un centro rasante atrás para que el volante, ingresando por el medio, solo tuviera que empujar la pelota a la red.
Si con el 0 a 0 era difícil para los auriazules, con un 0-2 parecía misión imposible. El partido se hizo abierto, porque La Base se iba con todo al ataque (y como podía, porque seguía sin jugar bien) para tratar de descontar, mientras que De Galera de contra llevaba peligro, porque contaba con muchos espacios.
Recién a los 19’ hubo una llegada con riesgo para el arco rival, luego de un cabezazo cruzado de Marchetti que pasó muy cerca del segundo palo. A los 27’ fue Pulvirenti el que remató desde adentro del área aunque el remate pasó por arriba del travesaño.
Sin embargo, esto no era suficiente. La Base fue un equipo sin ideas, sin reacción ni respuestas y sumamente lento y previsible. Fue para adelante casi por inercia, pero no pudo ni supo cómo poner en riesgo la valla del rival, y dejó la sensación que gran parte del segundo tiempo lo jugó como esperando el final.
Ya en tiempo de descuento se dio algo previsible, cuando De Galera, de contragolpe, terminó de definir el encuentro al poner el 3 a 0, definiendo la jugada nuevamente el intratable Quiñones.
Lo dijo la dupla después del partido, "el equipo no puede sentirse derrotado estando un gol abajo". No hay tiempo para lamentos, la próxima fecha se viene Cazalis y La Base deberá recuperar la memoria.