La Plaga venció a La Base por 2 a 1, y se incluyó por peso propio en la lista de postulantes a pelear por el título en el torneo clausura, mientras que La Base toco fondo y se encuentra en promoción.
A los buenos equipos también se los distingue por saber resolver en minutos lo que viene complicado, por encontrar rápidamente la luz en donde sólo había oscuridad, por la capacidad para transformar lo que era cuesta arriba en una pendiente directa al triunfo y mantenerse expectante en los puestos de vanguardia. Y nada menos contra La Base, de los equipos más sólidos del campeonato (anterior). Todo cambió en el arranque del segundo tiempo. De las dudas del primer período a la convicción ganadora posterior. La Plaga supo cambiar a tiempo, tras ir en desventaja en el primer capítulo. Lo logró con una dosis de fútbol, de eficacia -es el equipo más goleador del certamen, con 20- y también de oportunismo; como suele ser cuando se atraviesa un momento de optimismo.
Se suponía que La Plaga iba a buscar más decididamente el balón en el primer tiempo, pero no fue así. Trató de aprovechar la pelota cuando la tuvo, pero no logró mucho contacto con ella. Así, La Base tuvo el control y la llegada más clara del primer tiempo, un pelotazo largo que cabeceó Fogliatti para Mayoraz, quien llegó hasta el fondo y punteo la pelota para que Boz entre por el medio reventando el arco. 1-0 y alegría para el sector auriazul.
Con la intermitencia de Andrés Coassin, y la intrascendencia del resto, a La Plaga se le hizo muy difícil ser protagonista en el primer período. A pipita Fink lo buscaron poco y con centros. Sólo quedaron los arrestos individuales del tridente ofensivo. Dos remates desde fuera del área, de Pizzi y Fink, fueron lo único.
El segundo capítulo fue diferente. Se corrió más, se jugó mejor. Tal vez, el vértigo fue tan fuerte como el fútbol. La Base tenia que aguantar la diferencia y La Plaga tenia que dar vuelta la historia. Y con esa misión regresó del entretiempo el conjunto de Agustín Diego. Claro que se encontró con los goles en dos jugadas facilitadas por su rival. La igualdad transitoria que marcó con un gol en contra de Pulvirenti -un centro atrás cruzado alto y preciso- nació de un gran pase en cortado al que no pudo cerrar Yapur. Y el 2-1 vino en la jugada siguiente: pateó Hirku y, luego de una buena respuesta de Torres, el balón rebotó en la pierna de Pizzi e ingresó.
Influyó el rendimiento de su mejor valor, Nicolás Hyrcu, inteligente para retroceder unos metros y avanzar cuando se necesitaba. Ante la salida de Sastre, hizo de armador y ejecutor cuando lo requirió la jugada. Con mucha vergüenza La Base intento igualar el partido, el empate podría haber llegado en los pies de Fogliatti, pero la pelota dio en el travesaño.
No hubo tiempo para más. Menos mal para La Base, que estaba totalmente desorientada y que pagó con la derrota una actuación que opacó sus ilusiones de salir de la zona roja. Distinto para La Plaga, cuyo oportunismo también encierra un sustento futbolístico.
Hasta que vuelvan a verse las caras en el semestre que viene, el "guapo" del barrio estará vestido de azul y blanco.