martes, 12 de abril de 2011

La Base, ganó, gustó y goleó a Pilarenses

Cuando un equipo manda las señales futbolísticas que La Base distribuyó el sábado en Santa Fe Futbol, cuidado, mucho cuidado, con lo que le espera al resto.

Pero cuando la demostración de tamaña superioridad se concreta frente a un rival generalmente sólido y estructurado como Pilarenses, la noticia pura, sin interpretaciones ni agregados, es que el equipo que conduce Ignacio Pulvirenti está de vuelta en la ruta que lo ha llevado a ser uno de los mejores de la liga en los últimos años.

El plan de Karlen de ensuciar la mitad de la cancha con cinco volantes centrales más el bueno de Mauro Viotti para ir y venir acompañando a Exequiel Gueli (único punta) duró exactamente 24 minutos. Fue hasta que el astuto Alejandro Marchetti definió rápido tras una pelota parada, el lateral transformó en 1-0. Como un edificio careciente de cimientos sólidos, el proyecto a corto plazo de Pilarenses se derrumbó sin atenuantes. Se cayó a pedazos.

A partir del gol de apertura, La Base recuperó esas virtudes de muy buen conjunto que estaban adormecidas. A partir de Santiago Pérez, le pelota empezó a circular como un pájaro veloz que no sólo no detenía su vuelo sino que en cada caricia de alguna cara interna ganaba en precisión y en belleza. Desde la recomendable simpleza e inteligencia de jugar a uno y dos toques, utilizando el balón únicamente para asegurar la posesión o activar los sistemas de ataque, si el 10 quiere La Base puede.

Como la pelota partía lisita y reluciente de los pies de Sarubbi y Dalla Fontana, a Fogliatti y Bono les llegaba tan redonda como ellos la necesitan para conformar unas de las mejores duplas de La Base

El juego ya tenía un escenario de dominador y dominado cuando de la nada cayó el segundo tanto. Pérez se hace cargo de una pelota parada desde la derecha, Sarubbi se anticipó en el vértice y metió un frentazo imposible para “panda”, 2-0.

Los gestos, entre fastidioso y demolido, del técnico Karlen fue el prólogo de lo vendría para la segunda mitad. Ese zurdazo de Pérez ejecutado desde 30 metros que fue a parar en el travesaño confirmó que La Base vivía en estado de desenfado.

Lo de la segunda etapa fue un baile. Vino de milonga la cosa, como se decía no hace tanto para describir la amplísima superioridad de uno sobre el otro. Y el golazo de Jerónimo Sasia graficó cómo faltaron equivalencias entre el ganador y el perdedor durante muchos minutos del complemento. La bruja Dalla Fontana se escapó por la derecha, el movimiento siguió con un pase-gol para Sasia, el goleador la acomodó y la clavó abajo, de zurda.

Lo que vino después fue la frutilla del postre, el 4-0. Con un Pilar totalmente jugado, nervioso y desenfrenado, Dalla Fontana nuevamente hizo lo suyo por la derecha y la abrió al medio para que “tete” González empujara la pelota al fondo de la red.

Algo para rescatar de Pilarenses es que siguió corriendo y evitó la tentación de querer emparejar a los golpes. Para tardes como las del sábado, que en la misma velada unió el juego con la belleza y la contundencia, nada mejor que aceptar manso la realidad. Esa que dice, inequívocamente, que La Base ganó de forma brillante y es merecidamente el escolta de La Batidora.