La Base y el Scratch igualaron 1 a 1. Los de Pulvirenti merecieron un poco más pero no lograron estirar la diferencia. Bono abrió la cuenta y Reynares igualó para el Scratch.

La Base dejó escapar un partido ganable como pocos. Fue claramente superior a un Scratch por demás limitado. Dispuso de una decena de situaciones para conseguir el desequilibrio. Sin embargo, ese escenario tan favorable se topó con dos circunstancias que le jugaron en contra y resultaron decisivas para el empate: La Base falló de manera casi sistemática en la definición y se encontró con un remate suave que le jugó una mala pasada al bueno de Germán Torres.
A La Base le costó 20 minutos entender el juego, ya que al principio se reiteró en pelotazos largos y a dividir. Pero cuando comenzó a tocar corto, que era la idea inicial de Pulvirenti y lo que el partido demandaba; cuando Santiago Pérez y Ramiro Sarubbi empezaron a leer mejor el juego, La Base comenzó a ejercer una superioridad abismal. Tanto, que pudo haberse ido al descanso con dos o tres goles de ventaja.
La Base contó con chances muy claras por intermedio del tridente ofensivo. Bono, Sasia y Pérez tuvieron sus chances para abrir el marcador, sin embargo fallaron en los últimos metros.
Por demás endeble en el fondo y extremadamente impreciso en el mediocampo, el Scratch no se pareció en nada a los equipos que tanto dolor de cabeza le dieron a La Base en 2010. El único que aportó algo de claridad fue Lisandro Piga, bien marcado por la defensa auriazul que no tuvo inconvenientes en los 70 minutos que duro el cotejo.
La tesitura del segundo tiempo no se modificó. La Base siguió siendo superior y generó cuatro chances de gol muy claras. En una de ellas, se encontró con el tanto que abrió el marcador. Sebastián Bono remató violentamente desde la puerta del área grande, luego de un revote y la pelota se clavó en el ángulo inferior derecho. Delirio de todo el banco de suplente, La Base conseguía el 1-0.
A partir de allí, se vio lo mejor de La Base. Con un mediocampo inteligente, tenaz, maduro, una defensa muy solida y un poderío ofensivo intratable. Al Scratch le costaba horrores llegar al arco de Torres y cuando lo hacía, La Base salía rápido de contra. Así, el Xeneize pudo estirar la diferencia, sin embargo no contó con la serenidad necesaria para cerrar un partido extremadamente tranquilo.
Sobre el final lo pagó caro, Reynares mandó un centro que se convirtió en remate, Torres dudó y la pelota se coló entre la mano y el travesaño. El Scratch llegó de manera más bien esporádica. Y cuando faltaban cuatro minutos para el final, se encontró con un punto de oro.
A pesar del trago amargo, La Base va por el buen camino y el próximo fin de semana tendrá revancha ante Morpheus.