martes, 28 de junio de 2011

La Base y La Plaga cambiaron la promesa de juego por un oscuro 0 a 0

No estuvieron a la altura de las expectativas; todo fue muy luchado y trabado; el equipo de la Avenida, que sigue sin ganar, buscó más sin réditos.


Al final, fue más un encuentro típico de mitad de tabla que el que podía esperarse de dos conjuntos capaces de ofrecer un espectáculo agradable. La lucha prevaleció sobre la técnica y la ambición desordenada de La Plaga no desacomodó la firme contención de La Base. Se esperaban goles y movimientos más abiertos, pero fue un 0 a 0 cerrado y de dientes apretados, como manda la tradición en los clásicos.

No habla bien del nivel del partido que a dos equipos con capacidad para la elaboración y la llegada les hayan sobrado los arcos en el primer tiempo. La Base y La Plaga se anularon en medio del tedio y las imprecisiones. No estaba en los cálculos un desarrollo tan pobre, ya que ambos conjuntos prometían algo más entretenido. Al menos por los antecedentes y la continuidad de sus proyectos. Pero todo fue muy trabado, sin individualidades destacadas ni juego asociado.

A La Base le costaba mucho armar juego y ser prolijo en la salida, pero le importaba menos en la medida en que evitaba cualquier riesgo para Torres. Los arqueros veían todo a la distancia, sin necesidad de intervenir. Sólo se podía contabilizar un débil remate de Scali, luego de una acción con tres pases seguidos (todo un hallazgo). Del lado de La Plaga, una tibieza similar.

No se modificó mucho el panorama en el segundo tiempo, pero al menos hubo un poco más de nervio y tensión competitiva. Más alboroto, propiciado por una búsqueda más intensa de La Plaga, que ocupó más decididamente el campo rival. Lo hizo sin muchas ideas ni claridad. A todo esto, La Base se aferró al contraataque.

Pulvirenti buscó renovar la potencia ofensiva con el ingreso de Mayoraz. Cerrados los caminos con la pelota a ras del piso, La Plaga buscó la ruptura por la vía aérea, sin embargo, la defensa de Xeneize devolvió todo lo que le tiraron.

Aumentaron las fricciones, las protestas y aparecieron varias tarjetas amarillas. La Base se encontró con la jugada más clara del partido de la mano de Mayoraz, el delantero llegó al fondo del área tras apilar a varios defensores rivales y levantó un centro perfecto para que Esteban González cabeceara sólo en el área chica, “tete” no llegó y las ilusiones xeneixes se desvanecieron por línea de fondo.

En definitiva, era inevitable empate, producto del nerviosismo y el mal juego. El partido fue lo de menos, algo perfectamente olvidable.